Teología dominicana del siglo XX. La teología es una reflexión en torno a la fe; si se prefiere, sobre la Revelación de Dios en la historia consignada en la Escritura y leída en un contexto de Tradición. La teología, por ende, es una disciplina que pretende ser tan universal como el mismo hecho de la Revelación de Dios aceptada por la fe. Pero la teología, en su ejercicio concreto, aquí y ahora, siempre está situada y, en consecuencia, es particular. En la teología acontece ese encuentro maravilloso, y típicamente cristiano, de lo universal y lo particular.
El curso que estamos introduciendo adjetiva la teología. Hablamos de una teología dominicana y, además, ubicada en un espacio temporal determinado (siglo XX). Todo esto supone que, en la particularidad del siglo XX, se ha producido una aportación significativa a la teología desde el horizonte dominicano. Si nos fijamos bien, en el título del curso hay una doble concreción de la realidad genérica de la teología. Por un lado, el mundo dominicano; por otro, el espacio temporal. Pero, a su vez, estas dos concreciones encierran en sí mismas una cierta perspectiva generalizable: por una parte, da la impresión de que existe una forma de hacer teología que recoge pertinentemente el adjetivo “dominicana”; forma que iría más allá de la fecha en la que se la quiere considerar aquí (es decir, también existe una teología dominicana en el siglo XIII o el XVI); por otra, el siglo XX se presenta como un horizonte lo suficientemente amplio y significativo como para albergar diversas concreciones teológicas; una de ellas (solo una) sería la de la teología dominicana.
A la luz de estas consideraciones se entenderá mejor la articulación singular que proponemos al presente curso.
Lo primero que intentaremos establecer es si cabe hablar de una teología dominicana y en qué sentido comprendemos tal expresión. Dos convicciones guiarán nuestro discurso: a) la teología dominicana se cimienta en el carisma de la predicación recibido por Domingo de Guzmán en el siglo XIII y b) Tomás de Aquino representa el paradigma de una forma de hacer teología conforme a la orientación carismática de la Orden de Predicadores; una orientación que constituye un patrimonio a conservar y a actualizar.
A continuación, la reflexión nos llevará a un viaje por el horizonte del contexto eclesial y teológico del siglo XX. Viaje en el que la perspectiva de la teología dominicana siempre estará presente.
Por su relevancia, después, nos detendremos en el estudio de la llamada Escuela dominicana Le Saulchoir. Lugar de paso obligado para entender la suerte de la teología católica contemporánea y, por eso, la del Concilio Vaticano II. Espacio teológico del que han brotado los teólogos de la Orden de Predicadores más relevantes y conocidos de ese período.
En la última parte del curso, recorreremos la biografía teológica de algunos de los grandes teólogos dominicos del siglo pasado: Chenu, Congar, Schillebeeckx y G. Gutiérrez.